miércoles, 12 de noviembre de 2014

Primeros auxilios psicológicos en situaciones especiales.

Algunos grupos de población tienen necesidades especiales por sus características evolutivas, socioculturales o de salud, como los ancianos, los niños, los inmigrantes, los discapacitados, los enfermos mentales, las personas con sida, agresivas o toxicómanos, entre otros.




Urgencias con niños

Las reacciones de los niños dependen de su edad. Dentro de este grupo destaca una mayor vulnerabilidad que en los adultos, ya que no poseen los mismos recursos ni experiencias, que son propios del aprendizaje significativo de los adultos.
Pueden manifestar actitudes regresivas a etapas anteriores, miedo, ansiedad, dificultades para dormir, reacciones físicas o psicosomáticas, etc.




Urgencias con ancianos

En las personas mayores, las emergencias pueden acarrear una pérdida que provoque una reacción emocional mayor, debido a que es una etapa en la que las pérdidas predominan y los recursos adaptativos, como la salud o las redes, disminuyen.
Sus reacciones más significativas son la regresión, una mayor dependencia, el aumento de los miedos, la desorientación, respuestas fisiológicas funcionales, etc.



Urgencias con personas agresivas

La agresividad puede ser un rasgo tanto de personas "normales" como de pacientes psiquiátricos en momentos de pérdida de control. La hostilidad atraviesa una serie de fases que nos permiten comprender cómo sólo a partir de las últimas etapas se puede intentar calmar a la persona. Si se intenta tranquilizar en las fases anteriores, lo que hacemos es reactivar la agresividad. Por ello, durante las primeras fases ( antes de la fase 4) debemos mantener la calma y guardar silencio.



Urgencias con personas con discapacidad

  • Discapacidad visual: se seguirán las pautas habituales para primeros auxilios. La comunicación de la información se efectuará verbalmente, con seguridad y evitando los gestos.
  • Discapacidad auditiva: hablaremos a su altura, de frente y tocándole el hombro para captar su atención, bien con un intérprete de lenguaje de signos o con los labios (prestando especial atención a vocalizar bien y despacio para que pueda leer nuestros labios).
  • Discapacidad intelectual: debido a que suelen sufrir problemas cognitivos, la comunicación de la información deberá ser sencilla y a su ritmo.





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