Un traumatismo craneoencefálico (TCE) es una lesión de la caja craneal y/o del encéfalo producida por un agente mecánico que actúa de forma directa o indirecta sobre el cráneo. Puede ocasionar la muerte o dejar secuelas de por vida.
Estos traumatismos son problemas frecuentes en los accidentes graves, aunque en muchas ocasiones pueden pasar desapercibidos. Sin embargo, su diagnóstico y tratamiento precoz es de gran importancia para evitar las graves complicaciones y secuelas que pueden aparecer.
El mecanismo de producción de un TCE es por un proceso de aceleración y desaceleración rápida del encéfalo con lesión en la zona de impacto y en el polo opuesto. Esto puede incluso producir lesiones óseas, es decir, la fractura del cráneo, y lesiones nerviosas y vasculares que conducen a la interrupción de la función nerviosa, hipoxia cerebral (cuando no llega suficiente oxígeno al cerebro), hemorragia intracraneal y edema cerebral, que puede provocar un coma.
Las manifestaciones de un TCE, que en su conjunto constituyen la denominada conmoción cerebral, son las siguientes:
- Inconsciencia.
- Heridas craneales.
- Dolor de cabeza.
- Hemorragia en oídos, nariz o ambos.
- Hematomas alrededor de los ojos o detrás de las orejas.
- Pupilas dilatadas o de distinto tamaño.
- Alteraciones de la respiración y en la frecuencia cardíaca.
- Confusión y desorientación.
- Dificultades para hablar y oír.
- Aumento de temperatura.
- Parálisis y pérdida de sensibilidad en extremidades.
- Náuseas o vómitos.
- En casos muy graves, podría salir líquido cefalorraquídeo por la nariz.
El protocolo de actuación ante un traumatismo de cráneo es el siguiente:
- Controlar la vía aérea, la respiración y el estado circulatorio, e iniciar las maniobras de RCP si fuera necesario.
- Inmovilizar el cuello.
- Si las hay, controlar las hemorragias.
- Evaluar la presencia de otras lesiones.
- Evacuar al accidentado en la mayor brevedad posible.
- A un accidentado nunca se le debe dar de comer o de beber.
En caso de un accidente de moto, es esencial saber que nunca debemos retirar el casco si no sabemos cómo hacerlo, ya que podríamos complicar una lesión existente.
Como norma general, se debe quitar el casco siempre que tengamos que aplicar técnicas de RCP o inmovilización de cuello, o cuando el accidentado esté inconsciente o tenga vómitos.
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