Consiste en un procedimiento de emergencia para salvar vidas que se utiliza cuando la persona ha dejado de respirar y, como consecuencia, su pulso se hace cada vez más débil. El objetivo de esta técnica o maniobra es restaurar la respiración y la circulación sanguínea a los órganos vitales.
La RCP combina respiraciones "boca a boca" con compresiones torácicas con un ritmo de 30:2 (treinta compresiones seguidas de dos insuflaciones de aire).
Las respiraciones o insuflaciones suministran oxígeno a los pulmones de la persona, mientras que las compresiones mantienen la sangre oxigenada circulando hasta que se restablezca la respiración y el latido del corazón.
En una situación de emergencia, lo primero que tenemos que hacer es pedir auxilio y llamar a los servicios de emergencia (061 o 112). Después, debemos acercarnos a la víctima y comprobar si está consciente (le preguntamos si nos escucha, le pellizcamos en el brazo). En caso de que lo esté, le preguntamos qué le ocurre y nos aseguramos de prestarle la ayuda necesaria mientras llega el personal sanitario. Pero si la persona no está consciente, tenemos que comprobar si respira y si tiene pulso.
Una vez que detectamos que no respira tenemos que empezar a practicar la RCP hasta que llegue la ayuda sanitaria. Es muy importante realizar esta técnica junto con otra persona e ir turnándonos, ya que requiere mucho esfuerzo para realizarla de forma correcta. Tendremos que seguir haciendo la RCP hasta que se restablezca, hasta que llegue el personal sanitario o hasta que sea evidente que la víctima ha fallecido.
Teniendo presentes estos conocimientos básicos podemos salvar la vida de una persona que entre en parada cardiorrespiratoria, ya sea en la calle o en un lugar cerrado. Debido a esto, creemos que es muy importante enseñar los conceptos esenciales de los primeros auxilios en general, y de la RCP en particular. Para ello, sería muy útil impartir educación sanitaria en los colegios e institutos para enseñar a actuar en situaciones de emergencia desde pequeños.
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