Cuidados de post-reanimación.

Le hacemos una RCP a un paciente y lo salvamos, ¿y después?.

¿Hay vida después de la reanimación?

Sí, pero se requieren una serie de cuidados específicos que vamos a ver a continuación.

En general, los primeros treinta minutos después de la circulación espontánea (una vez realizada la RCP) son claves: marca diferencias significativas en el pronóstico de la supervivencia y, sobre todo, en la recuperación neurológica del paciente. Existen diversas posibilidades de respuesta a la reanimación, sin embargo, todos los expertos coinciden en que la total parte de los supervivientes debe ser admitida sin dilación en una Unidad de Cuidados Críticos. Nuestro objetivo inmediato ha de ser el apoyo cardiorrespiratorio para mejorar la perfusión tisular en los órganos y, sobre todo, en el cerebro.

Las acciones determinantes en el período de post-reanimación se conoce como ABCD:

• A: Asegurar la vía aérea y realizar una placa de tórax.

• B: Mantener una adecuada ventilación y oxigenación, asegurando una oxigenoterapia del 100%. También se debe extraer una muestra de sangre arterial para analizar el estado ácido-base.
• C: Circulación. Permanente control de las constantes vitales (presión arterial, pulso, respiración y temperatura corporal). No debemos dejar al paciente solo en ningún momento. Monitorizar constantemente el ritmo cardíaco y realizar un electrocardiograma. Además, es necesario evaluar el ritmo urinario, ya que es uno de los principales indicadores de la perfusión tisular.

• D: Siempre realizar el diagnóstico diferencial, es decir, recoger información sobre las causas precipitantes del paro cardiorrespiratorio, complicaciones de la reanimación, antecedentes del paciente, y realizar un examen físico completo y detallado. Por último, extraer sangre venosa para analizar.

Una vez conocidos estos procedimientos, debemos tener en cuenta que llevar a cabo estos pasos correctamente es igual de importante que realizar una RCP con efectividad. Además, con estas pautas podemos llegar a determinar el motivo del paro cardiorrespiratorio y llegar a una solución.